Me es inevitable no recordar. Cosas buenas, malas. Momentos lindos, tristes. Es inevitable. Y claro que lo es y lo será, siempre. Dicen que recordar es vivir, y es probable, pero no es el tipo de vida que quisiera tener.

Y el asunto comenzó aqui…

Primera parte.

Él, yo. Pizza, refresco. Il Postino de Pablo Neruda (y dejen de estarme chingando U_U). Cama. Haciendo retrosprección a todos los momentos que viví a su lado, ese día, justo ese, el primer día en que fuí invitada a pasar más alla de esa puerta que encierra su mundo, ese día fué el mejor de todos.  Amé la situación, el momento y lo que me dejó haber conocido la película de Il Postino, esa noche no existió nadie más, nada más que nosotros dos.

Segunda parte.

Él, yo. Cerveza. Sala. YoTube. Momentos de diversión, de descanso como este, los tengo a montones, pero ese día conocí una parte de él que no conocia, ese lado que esta casi enterrado en el fondo de el realismo de su persona, para que la careta no se caiga a la primera. Comenzar a escuchar Mi Manherai de Josh Groben, saber cuanto le gustaba esa canción, me era extraño, pero a la vez tierno. Amé la canción, memoricé el nombre y la guarde entre mis recuerdos gustozos.

Tercera parte.

El corazón me latía a su casi máximo esplendor. Ironías de la vida. Esa canción que tanto adoré, era justamente la canción de la pelicula Il Postino, que había amado anteriormente. Coincidencia, señal, que sé yo. Dos diferentes mundos, personas, personalidades, caretas, y yo los unía en mi mente, como si una señal de algún más allá me hubiera llevado justo a ese momento, acostada en la cama con su aroma abrazandome mientras los ojos de mi alma resguardaban cada imágen y en segundos me encontraba sentada en ese sillón, con sus brazos apretando mi pequeño cuerpo hacia él, mientras la notas de  una hermosa melodia se escuchaba.

No sé que pensar, que decir…solo sé que la vida siempre me envía sus ironías.

P.D. Si tienen oportunidad, vean la pelicula. Es hermosa.