Y pensé que no me volvería a suceder, que por más que lo deseara, ya no sería para mi, que tal vez no había nada más que hacer y mi destino era simplemente vagar en soledad.

Y pensé que debía dejar de buscarlo, debía dejar de imaginarlo, que intentaba encontrarlo en lugares donde lo que me ofrecían era muy poco, pero valía la pena arriesgar, porque igual y ahí sucedía.

Y pensé que era mejor no desearlo, no pensarlo, que debía poner una pausa a todo, a todos, que no sucedería si iba por el mundo con un letrero en la frente que mostrara mi vulnerabilidad.

Y pensé que el tiempo ya se me había ido de las manos, que ya no era momento de seguir esperando, que mis prioridades debían cambiar y que el amor propio tenía que ser mi mejor armadura.

Y pensé que no existía, que todo era una mala jugada de mi mente, que no era posible que algo tan bonito pudiera ser real, que le pedía demasiado a la vida, que tenía que dejar de soñar.

Y pensé, lo pensé dos veces, tres, diez, y no podía creer que tan de repente llegaría, que sin pedirlo, sin desearlo, llegaría a tocar mi puerta, con una fuerza inmensa que era imposible de ignorar.

Y pensé, lo pensé veinte veces, incrédula, temerosa, desconfiada, pero era real, era más real que en mis sueños, era más real que en mi mente, era tan real que llegó como una cascada e inundó por completo mi corazón, llegó tan inmenso que pensé que me iba a ahogar, que no podía ser cierto que yo tuviera tanta suerte como para que se haya convertido en realidad.

Y pensé que en cualquier momento iba a despertar, que sueños tan bonitos solo sucedían en los cuentos, que estaba viendo una película demasiado cursi para ser verdad, que un hombre tan de carne y hueso, tan imperfecto, tan lleno de equipaje, tan único no podía ser real.

Y pensé que no me volvería a enamorar, que había renunciado a esa fantasía, que el corazón había cerrado con llave y no lo dejaría pasar.

Y pensé, lo pensé cincuenta veces, cien veces y en todas lo elegí. 🖤