“Hay cosas que no se piden y que deben surgir natural y espontáneamente. Son cosas primordiales de las cuales no se puede prescindir porque son necesarias para la supervivencia psicológica. Si el afecto se descuida, puede extinguirse para siempre. Sin reforzadores, el amor se siente, pero no se ve”.

-Walter Riso

 Estos días he estado recordando esos libros de Walter Riso que leí, en esos momentos en los que las experiencias te dejan sumamente vulnerable y que sin duda fueron de mucha ayuda para tratar de comprender que los errores suceden y que la mejor forma de tomarlos es aprendiendo de ellos.

 Dicen que uno aprende sus errores, pero ¿qué sucede cuando vuelves a cometer los mismos errores del pasado? ¿dónde quedó la experiencia, el aprendizaje?

A veces creemos que hemos avanzado, que hemos cerrado círculos, que hemos dado un paso adelante, y no es así.

Creo que en ocasiones es cierto lo que dice la ley de la atracción:

La ley de la atracción es la idea de que los pensamientos (conscientes o inconscientes) influyen sobre las vidas de las personas, argumentando que son unidades energéticas que devolverán a la persona una onda similar.

Lo malo es cuando lo hacemos inconscientemente y todo aquello que creíamos estaba superado, regresa, a veces en diferentes personas pero con similitudes al pasado, raro. Es como dar un paso adelante y retroceder dos.

Y sí, a veces te arriesgas una vez más, esperando que todo sea diferente, que no suceda lo mismo y ¡zaz! regresas al mismo punto en el que te quedaste.

Sigo sin comprender si la ley de la atracción hace de las suyas e inconscientemente atraigo lo que no debería, lo que no quiero, aún no lo se. Lo único que se es que al menos darse cuenta tarde o temprano es lo que te mantiene con los pies en la tierra.

Bien lo dice Walter Riso:

“Detrás de todo apego, hay miedo, y más atrás, hay algún tipo de incapacidad emocional. ¿Por qué nos ofendemos si el otro no se angustia con nuestra ausencia? El hambre de amor sólo refleja la soledad interior y la necesidad de aferrarse a alguien para no perderse”

No se pierdan, no mendiguen, el hambre tarde o temprano se quita, cuando llega la persona correcta, tarda pero vale la pena la espera. Dicen.