Nunca me han gustado las despedidas. Son tristes, melancolicas, poco agradables, son momentos que desearia no existieran.

Mi personalidad extremista me hace creer que todo esta mal, que todo termina ahí, que no habrá nada más, que es un punto final.
Mi lado optimista me dice que es un gran paso para la humanidad, que asi tiene que ser y que debo alegrarme de poder ser una parte miníma de ese proceso.
Mi lado egocentrista es al que no puedo controlar. Me repite una y otra vez que también necesita atención, que soy importante, que quiero ser importante, que quiero ser unica, que quiero ser yo, y yo y más yo.

A final de cuentas habra despedidas, tal vez no una de esas de pelicula en las que los actores se abrazan como si fuera el fin del mundo, acto seguido se besan como si estuvieran en concurso de besos, y para finalizar comienza la lloradera sin fin, de esas que hasta te cortan la respiración. No creo que sea asi, no espero que sea así. Solo quisiera que no llegara ese día, que el tiempo se detuviera o mejor aún, que el tiempo regresara, por ahí de Octubre del 2009, no me molestaría para nada. Pero no, nada de eso pasó, ni pasará. Nada de eso puede ser real. La unica realidad es esta:

Me quedare llena, llena de un vacio irremplazable. Llena de ilusiones, de tiempos muertos, de recuerdos, de deseos. Me quedare con esa pequeña esperanza que siempre se aferra a no derrotarse, a seguir ahí para hacerme creer que todo puede suceder, cuando en realidad ya no confío en ello.
Sucumbire ante la estúpida idea de seguir esperanzada a algo que no tiene común denominador.

Y a pesar de todo eso, estoy dispuesta a seguir luchando contra mi ego que me dice que esto es una despedida, quiero llegar a creer que es simplemente otra etapa, como esa en la que creí que nada sería igual, que no habria tiempo y espacio para que se lograra, y sucedió, tal vez el desenlace no fué como lo hubiera deseado, pero al menos sucedió lo que necesitaba en ese momento.

No hay nada más que decir. Que vengan los momentos malos, para que cuando pasen, pueda recordar los buenos.


“Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía”