Prohibir algo es despertar el deseo.

Este post no podria comenzar mejor que con esa frase que alguna vez lei en un libro frances que me prestaron y es que acaso no es cierto que las cosas que nos prohiben o que creemos no podran realizarse despiertan grandes deseos que pueden o no ser realizados.

Frecuentemente mi imaginacion (mas grande incluso que mi razon) trama cosas divinamente perversas que al analizarlas podrian parecer fuera del alcance de la misma, pero que mas delicioso que el imaginar, el tratar de alcanzar mentalmente aquellas cosas que posiblemente no tendremos fisicamente pero que tal vez (y solo tal vez) se vean realizadas.

Cosas, divinas cosas, circunstancias, divinas circunstancias, a veces llegamos a ciertos momentos en los que admitir lo que nos inhibe no es siempre la mejor opcion a tomar, a veces necesitamos que fuerzas internas nos impulsen a ser o hacer lo que en realidad no parece.
La mayoria del tiempo me pregunto porque la gente tiende a retener sus ideas, sus pensamientos, tal vez el miedo sea la respuesta mas correcta para esta situacion, pero en realidad no la entiendo.
Y no es que el miedo no sea parte de mi vida, por supuesto que esta incrustado en alguna de mis paredes sensoriales, pero casi siempre trato de luchar contra el para poder disfrutar lo que la vida me presenta dia con dia.

Prohibir algo es despertar el deseo.
Cada que vuelvo a leer esta frase me queda cada vez mas claro que nos guste o no las circunstancias momentos que nos presenta el destino son simplemente opciones de “tomar o dejar” aunque podria estar casi segura que las probabilidades generales se balancearian hacia el “dejar”.
Creo que es un privilegio poder elegir con libertad lo que queremos o no hacer, lo que queremos o no sentir y hasta lo que queremos o no desear, pero siempre teniendo en cuenta que todo lo que hacemos tiende a terner reacciones colaterales que posiblemente no estamos dispuestos a sobrellevar.

Pero de decisiones esta hecho el destino, de elecciones, pero igualmente de opciones, asi que el poder elegir y no arrepentirse de lo que hemos elegido eso es invaluable, o como siempre lo digo en otras palabras “nunca arrepentirse de lo que se hace o dice”.