Última semana. Recolectar los recuerdos, guardarlos en cajas, revolverlos, y esperar nuevos momentos es lo que en este momento me absorta. La espiritualidad, la independencia que en un momento despertó, sigue su curso, continuo el camino marcado y espero solo lo mejor. Demasiados momentos se quedan guardados entre las paredes del lugar del que me alejo, momentos que marcaron mi vida, momentos que no puedo guardar en una caja para llevarlos conmigo pero que sin duda quedaran en mi pensamiento. Deshilar las nuevas situaciones es complicado, los cambios se han asomado a mi vista y están listos para ser emprendidos, no hay porque temer, solo será una nueva etapa de vida, nuevas circunstancias, nuevos amaneceres. Desearía mantener mi estadía en este lugar, un lugar tan lleno de sentimentalismos, de esos que nunca regresan, pero nada se podrá quedar aquí, todo vuela conmigo, todo, cada segundo, cada paso, cada partícula e sentimiento lo llevo a un nuevo lugar. Es difícil la retrospectiva, es difícil dejar los momentos que he compartido con siluetas que han dejado huellas en mi camino, y que si las circunstancias fueran diferentes aun seguirían aquí, junto a mí, junto a estas paredes que encerraran cada fracción de tiempo que me lleno de algarabía pero que seguramente se volverán a escribir, tal vez no aquí, tal vez no en el mismo sentido pero se que en algún momento volverán a resurgir.

Seguiré absorta en estos pensamientos, memorizando los recuerdos que llevare conmigo, solo los importantes, solo los que me hicieron suspirar con desenfreno, como esa mañana en que pude despertar con ansias esperando la llegada de mi destino, el destino que en todo momento y a pesar de cualquier situación siempre estará vivo.