El sábado me dijeron algo que me dejo pensando mucho: “evocamos a las personas que coinciden con nosotros y que por alguna circunstancia debían estar ahí en ese mismo momento”. Mi primer sábado de libertad, fue muy bueno, no tengo queja alguna. Comenzó muy bien, con fiesta y desvelo, con retrospectiva que desde hace años no recordaba. Pude caminar por las calles del centro a temprana hora y aunque el sueño jugaba su papel protagónico eso no me alejo ni un instante de disfrutar esa sensación de pura y real libertad!. Pude hacer tantas cosas que desde hace mucho no hacía, y eso en verdad que me reconforta. Admito que disfrute cada uno de los momentos de ese sábado.
De lo más importante, tal vez sería que fui a un café a robarme “el wireless”; como digo yo, y que ahí vi a dos personas que en poco tiempo han llegado a ser de las personas más importantes de mi vida, sus nombres, sus acciones, sus charlas, las dejo solo para mí. Poco después de estos encuentros sucedió algo que pude visualizar, alguien quería compartir la mesa en la que yo me encontraba, sin duda no me negué, que al cabo ya voy de salida, pensé. Un sujeto, de apariencia algo desaliñada, canoso y con un aire “diferente” se sentó frente a mí, muy amablemente se presento, pregunto mi nombre, y por primera vez no utilice ninguno de mis nombres “públicos”, me sentí algo extraña, pero ya lo había dicho. Creí que ahí había terminado la intercomunicación con el sujeto, pero al parecer él no lo pensaba igual. Me miro y pregunto directamente si yo era estudiante, y un movimiento lento de mi cabeza lo negó, lanzo una pregunta algo cómica: ¿eres irlandesa?, reí por unos momentos y lo negué, era inconcebible para mi consciente poder digerir que esa pregunta no había tenido ni un tinte de ironía o sarcasmo, fue extraño; continuo haciendo preguntas, ¿qué haces?, ¿vienes mucho?, ¿cuántos años tienes, preguntó en que trabajaba, conteste y se sorprendió, coincidentemente el también trabajaba en algo similar a mi ramo, los medios eran su vocación, el arte su convicción. Comento que había vivido en Europa; Italia, Alemania y algunos otros lugares que ya no recuerdo. Mientras lo escuchaba hablar contándome con quienes se relacionaba en el medio radiofónico y la prensa una incertidumbre enorme llegaba a mí como si de pronto un ventarrón me hubiera atrapado, me sentí un poco aturdida, era demasiada información para decodificar y mis palabras cada vez se hacían más monosilábicas, una temerosa timidez comenzó a asomarse desde mis pensamientos, y como pensar que no sucedería eso si para cualquier ser humano es difícil tratar de proclamar sus generales a un perfecto desconocido; continuo platicando y mientras lo hacía también lanzaba invitaciones a colaborar con él en diferentes medios, comenzamos a comparar gustos y preferencias, y de repente comenzó a hacer preguntas más personales, preguntas que no comprendía el porqué llegaban a su mente a sabiendas que tenia finta de decente, imagine lo mejor y lo peor a la vez, trate de disuadir algunas y cambiar algunos temas drásticamente aunque curiosamente su percepción estaba disparada hasta las nubes, parecía como si tratara de leerme en segundos y sus palabras lo confirmaban, pregunto qué signo era, tauro, conteste, y comenzó a describir como eran las personas de mi signo y a lanzarme buenos augurios de mi futuro como buen tauro que soy.

Desistí de los temas personales, y comenzó a lanzarme palabras que pocas veces son bienvenidas de un desconocido, los piropos en realidad estaban de más, pero continuaron. Para contrarrestar el tono rosado que mis mejillas presentaban, comencé a preguntar sobre su trabajo, el sujeto comenzó a relatarme todo lo que ha hecho comprobándome con muestras físicas su trabajo realizado, algunas de sus pinturas hechas en Alemania, en Italia, algunas de sus fotografías, quede sorprendida, he de confesar, había demasiada sabiduría en él, “artista” podría ser una buena descripción del sujeto, pintura, redacción, cine, música, lo escribían perfectamente. Incluso poesía, cuando escuche eso, mi reacción inmediata fue de simpatía, dos segundos después comenzó a declamarme poesía de su autoría, en realidad era linda, interesante, lograba tocar ciertas fibras delicadas de mi pensamiento, era bastante bueno. Después del quinto poema dedicado perdí la cuenta. Comencé a sentirme algo incomoda cuando comenzó a indagar sobre mi vida amorosa, no comprendí cual era el punto, se lo comente y pareció no comprenderlo, su única resolución fue el asombro del porque yo no compartía mis pensamientos con alguien que los valorara, no pude decir más, no era algo que yo pudiera contestar. Momentos después me cuestiono si en algún punto de el tiempo yo podría ser objeto de una de sus pinturas “híper surrealistas”, me pareció interesante, aunque no lo asentí, lo dude, y solo comente que no era algo que podría hacer, aunque no fue una negativa, me pareció interesante aunque no lo considero, simplemente me pareció interesante que lo manifestara, aunque sus razones fueron poco convincentes, razones como de un muchacho adolescente. Confieso que algunos de sus piropos me sonrojaron, no soy de piedra, pero trate de disimularlo arduamente. Intercambiamos correos ya que tenía en puerta muchos proyectos en los que surrealistamente pretendía que le ayudara, algunos fueron poco de mi agrado hasta que toco el tema de fotografía. Posiblemente pudieron pasar horas y horas y no habríamos de terminar de charlar, pero mi subconsciente no pensaba lo mismo, así que comencé a preparar el escape, las invitaciones no se hicieron esperar y lo único que podía contestar era que nos comunicábamos por correo y de ahí veríamos si era o no propicio, aunque mi cortesía era la que lanzaba esas respuestas amables mas no mi consciente. Poco antes de despedirme estrechando su mano lanzo una promesa al aire asegurando que escribiría una poesía para mi, porque yo era demasiado linda y la merecía, decía el, era gracioso escuchar eso y solo asentí de nuevo por cortesía sin siquiera querer recordar esas palabras, estreche su mano y hui de ese lugar. Sin duda me dejo una extraña sensación, mis pensamientos lograron sustraer las comicidades y las frases fuera de lugar y me quede con las partes interesantes de la situación. Al parecer, y según sus propias palabras, evoque su presencia y no puedo negar que dejo una huella en mi día. Lo sorprendente de todo esto es que no es la primera vez que me sucede, tal vez no en las mismas circunstancias ni por los mismos motivos pero me ha pasado esto con diferentes personas con las que he coincidido en el mismo lugar y en el momento justo. La mejor definición para toda esta situación inesperada seria: Híper surrealista, como este sujeto, como su trabajo, como su presencia.